El Sahara Occidental era libre. 

La violencia colonial lo convirtió en una provincia de España, quien más tarde se encargaría de firmar una administración tripartita junto con Mauritania y Marruecos que se extendió hasta que el rey marroquí Hassan II orquesta la completa ocupación del territorio con su "marcha verde", como si de un baile se tratara. 

Desde 1979 la población saharaui en el exilio construye vida en una porción de desierto que Argelia les procuró en la inmediaciones de la provincia de Tinduf. 

Un muro de más de 2700km de largo, con búnkeres, fosos y cien mil soldados divide los territorios liberados de los que siguen bajo dominio marroquí. Alrededor del muro, palpitando como culebras debajo de la arena, entre 10 y 40 millones de minas. Ni siquiera podemos visualizar una cifra así.
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